sábado, 24 de septiembre de 2016

Decimonoveno día. Workshop final, paseo en bicicleta y visita al monasterio de Astino


La jornada final de trabajo en Italia ha contado con un workshop de recapitulación que ha tenido varios objetivos. Por un lado, ha servido para terminar de elaborar los últimos diarios corales, realizado por el grupo de cada nacionalidad. En total han sido tres diarios por país (uno por cada estancia), que resumen las experiencias vividas a través de impresiones; no se trata de un diario de viaje al uso, como explicamos ayer, sino de una síntesis, subjetiva y emotiva, que intenta reflejar las vivencias personales de los estudiantes. El resultado ha sido muy emocionante, como veréis más adelante cuando publiquemos su contenido.



En segundo lugar, se han presentado los spots de concienciación, ya editados al completos. El resultado ha sido de gran nivel, y algunos podrían servir para una campaña pública. ¡Enhorabuena a todos por el magnífico trabajo!




También se ha empleado parte de la sesión en ensayar la canción Bicycle race de Queen, a la que se había hecho algunos arreglos en la letra para grabar un flashmob asociado al proyecto. Luego seguiremos con lo que ha ocurrido con la canción.


Como cierre de la movilidad y de esta parte del proyecto, se ha entregado un diploma acreditativo a los estudiantes participantes, y como obsequio se ha entregado a cada uno una camiseta con el nombre del proyecto que debían llevar los chicos y chicas durante el paseo en bicicleta.



¿En qué consistía el vídeo con la canción de Queen? A partir de la conocida canción, y haciendo algunos cambios oportunos para hacer más nuestra la letra, todos nuestros jóvenes han estado ensayando y aprendiéndosela de memoria estos días. La idea consistía en hacer un recorrido por la ciudad en bicicleta cantando la canción, consiguiendo con ello dar más visibilidad al proyecto. El recorrido se grabaría para montar con él un flash mob que difundiríamos en internet. Pero no hemos conseguido el impacto que buscábamos; en posteriores ediciones veremos el resultado del montaje.




El paseo en bicicleta concluyó en el monasterio de Astino. Tras visitarlo, se organizó un almuerzo de despedida organizado por los estudiantes italianos y sus familias. También se pudo visitar el huerto del monasterio, conocido como "Valle de la biodiversidad", donde se cultivan gran variedad de cultivos ecológicos, como podéis ver en las fotografías.









Tras el almuerzo y el paseo por el huerto, algunos han merendado en la cafetería del monasterio antes de comenzar el trayecto de vuelta hacia el instituto. 

La jornada de trabajo del último día ha concluido, pero queda toda la tarde y la noche para las despedidas finales, las cenas en familia, el adiós a Italia... Así, Ángel se despide de Nicole Delfattore, en cuya casa se ha quedado estos días. Se ve a continuación una foto de la entrada.


Cristina dice adiós a la familia de Francesca Cortinovis, y Elena, a la de Chiara Nozza, cuya casa podemos ver a continuación. 


Aurora Porri ha alojado a Alba, y Gloria Finazzi, que estuvo en Sevilla con nosotros, a Conchi. Todos nos dicen que han estado genial con las familias, que han sido muy acogedores y atentos.




A María le va a costar marcharse de esta magnífica casa, con unas vistas del campo impresionantes y un jardín muy bonito... De nuevo, la naturaleza, que está presente en el entorno de Bergamo de forma constante.



Alejandro Torrano se va a despedir de su familia de la mejor forma posible: una cena a base de uno de los platos típicos de la zona, la polenta. Vemos en la fotografía cómo se elabora, y nos saluda desde esta foto de familia con Tobia Stucci, el estudiante que lo aloja, la madre Lory, el padre Pierluigi, y la hermana Benedetta. ¡Ya nos dirá si la polenta lo ha conquistado, como le ocurre al que la prueba!

viernes, 23 de septiembre de 2016

Decimoctavo día. La visita a Milán


La mañana comenzó un poco accidentada: había que estar en la estación de tren antes de las ocho para asegurarnos de que nadie se retrasaba y poder coger el tren a tiempo, que salía a las 8.09. En  nuestra visita a la capital lombarda nos acompañaría un profesor italiano con un grupo de 30 italianos estudiantes del Vittorio Emanuele; al igual que hicimos nosotros en Sevilla, no siempre los profesores responsables de la Erasmus + podían acompañar a los visitantes, y otros profesores se prestaron a hacerlo, llevando en el viaje a otro grupo diferente de alumnos del centro.

Aprovechando el pase de interrail, el trayecto en tren no nos costaría dinero (lo mismo que ocurrió en Nuremberg), y lógicamente, era necesario llevarlo encima para poder validar el viaje; por desgracia, con las prisas por llegar a tiempo a la estación, una de nuestras chicas lo olvidó en su casa. Hubo que sacar en el momento un billete para Milán (no muy caro, pero muy inconveniente por la hora y los nervios del momento). Por fortuna, y casi como si fuera de película, los rezagados subieron al tren en el último segundo, cuando el pitido anunciaba ya el cierre de puertas y la partida. 


La gigantesca Piazza del Duomo nos impresionó al vernos frente a la resplandeciente fachada de mármol de la Catedral. Nuestra visita no se limitó al interior, sino que también pudimos subir a la azotea del templo, desde donde se contemplan unas vistas inmejorables de la ciudad de Milán.







Siguiendo nuestro paseo, pudimos entrar a ver uno de las joyas de la ciudad: la Última Cena de Leonardo da Vinci, que se encuentra en el refectorio del monasterio de Santa Maria delle Grazie. Es necesario reservar con meses de antelación para poder ver el excepcional fresco, pero el esfuerzo merece la pena. Más de uno de nuestros chicos se emocionó al verlo. ¡Cosas así son gratificantes al máximo para un profesor!





El Castillo Sforzesco, ciudadela construida por la familia Sforza que contiene palacios y edificios de distinta época, fue otra de las paradas en nuestro camino. Allí pudimos además contemplar no solo la arquitectura tan variada que contiene la fortificación, sino que entramos en uno de sus museos, que alberga la Pietà Rondanini, considerada la última obra esculpida por Miguel Ángel.








Tampoco pudo faltar en nuestro paseo atravesar las famosas Galerías Vittorio Emanuele II, un verdadero hito arquitectónico en la historia del moderno concepto de centro comercial cuya estructura de hierro central inspiraría a Eiffel la torre que lleva su nombre. 




Contamos, con es lógico, con nuevos cicerones a lo largo del día. Nuestro paseo fue largo (más de 14 km), y cuando subimos al tren a las siete de la tarde estábamos agotados, aunque la visita nos había dejado con ganas de más. Milán es una ciudad para volver muchas veces...